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Obama y la era de la guerra privada y permanente

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Por Mariano Saravia

¿Qué tienen en común los nacionalistas ucranianos, los sionistas israelíes, los fundamentalistas sunitas del Califato Islámico de Irak y el Levante, los separatistas del Cáucaso y los peshmergas kurdos?

Que desarrollan sus guerras en territorios ricos en hidrocarburos, que son fronterizos con tres de las nuevas economías emergentes del BRICS: Rusia, India y China, y que la sintonía de sus movimientos parece orquestada desde Washington, Bruselas y Tel Aviv, centros mundiales del capitalismo, cuya hegemonía está puesta en duda por China, a nivel económico y por Rusia, a nivel nuclear.

Ante la crisis económica planetaria, estos escenarios bélicos parecen ser el único salvavidas para engrasar con renovadas energías el gran capital mundial, por el momento, a punto de colapsar.

El nuevo póquer planetario geopolítico está servido, sus apocalípticas apuestas conllevan el exterminio de millones de inocentes vidas humanas.

Esta semana que culmina nos deja dos noticias que reflejan la importancia que tiene en Estados Unidos el complejo tecnológico militar industrial, en relación al cual trabaja uno de cada cinco estadounidenses.

Una de las noticias fue la muerte de un instructor de tiro, por un disparo accidental de su alumna… una niña de 9 años. Fue el lunes en el pueblito de White Hills, estado de Arizona. Allí la niña, delante de sus padres y con la ayuda de su instructor, manipulaba una ametralladora Uzi cuando se le disparó y el retroceso del arma le movió el brazo, hiriendo de muerte a su maestro en temas de muerte. La noticia fue presentada por los noticieros y los diarios como un trágico accidente. Pero para los que leen entre líneas, lo importante de la noticia es reflexionar sobre el hecho de que aquí es legal manipular armas de guerra desde los 8 años. Eso sí, con el consentimiento de los padres.

En el otro extremo de la sociedad, el Ejército de los Estados Unidos probó esta semana su nuevo misil hipersónico, capaz de destruir un objetivo en cualquier rincón del planeta en el lapso de 30 minutos. Lo que parece de ciencia ficción es en realidad parte del programa “Ataque Global Inmediato Convencional”. El sólo nombre es aterrador. Y lo del misil hipersónico, más allá de la prueba fallida en Alaska, es un nuevo hito en la industria armamentística. Un nuevo hito por el cual será recordado Barack Obama, el Premio Nobel de la Paz.

Además de por el misil hipersónico, Obama será recordado también como el presidente de los drones, los aviones no tripulados. Y por ser el presidente que generalizó la privatización de la guerra, apelando a mercenarios, comúnmente llamados aquí con el eufemismo de “contratistas”.

De hecho, la actual crisis en Siria e Irak por la violentísima irrupción del Estado Islámico, es consecuencia de esta política de tercerizar la guerra que tanto le gusta a Obama. Los terroristas que ahora asombran al mundo y que degollan periodistas frente a las cámaras, son los mismos que armó y financió Estados Unidos a través de Arabia Saudita, Qatar y Turquía.

¿Qué sucedió? O bien los mercenarios se le dieron vuelta a Occidente y a Estados Unidos le surgió un nuevo Frankenstein, como ocurrió con Osama Bin Laden (armado por Estados Unidos para luchar contra la Unión Soviética) o con Saddam Hussein(armado por Estados Unidos para luchar contra el Irán de los ayatollahs). O bien ante la ineficiencia de estos mercenarios para derrocar a Bachar Al Assad en Siria. O más bien, desde el principio los mercenarios fueron usados por la inteligencia estadounidense para crear la excusa justa para una nueva intervención bélica.

Este jueves 28 habló el presidente Obama y en su discurso pateó la pelota para adelante. Dijo que todavía no intervendrá directamente en Siria, como ya lo está haciendo en Irak. Es que Al Assad fue mucho más rápido e inteligente, ante el problema que representa hoy el Estado Islámico, dijo que dejaría que Occidente intervenga pero bajo respetando la soberanía siria y bajo permiso de su gobierno. Una jugada maestra que incluye el reconocimiento de Washington. Por eso ahora Obama no sabe qué pieza mover.

En su discurso, el presidente estadounidense llegó a decir: “Todavía no tenemos una estrategia”. Una verdadera burrada, proviniendo de su alta magistratura. En comparación, su antecesor George W. Bush era un déspota, pero ese mismo despotismo era en sí mismo una estrategia. Obama, en cambio, es igual de imperialista que todos los presidentes estadounidenses, pero encima sin una estrategia.

Ahora viene la cumbre de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) que será el jueves 4 y viernes 5 en Gales. Recién después de esa cumbre, John Kerry, secretario de Estado, viajará a Medio Oriente para ver qué quórum reúne para una intervención armada directa en Siria. Es de suponer entonces que Estados Unidos seguirá apelando a sus edecanes para los trabajos sucios, aunque contra los yihadistas del Estado Islámico todos han demostrado ineficiencia, salvo el ejército sirio.

También en relación a su disputa de fondo con la Rusia de Putín, Estados Unidos apela a sus edecanes. En el mismo discurso del jueves, Obama dijo que no prevé una intervención militar contra Rusia por el tema Ucrania. Pero inmediatamente salió al ruedo el pibe de los mandados de Washington: ese país con tan buena prensa llamado Canadá. La delegación canadiense ante la OTAN apeló al Twitter y quiso ser irónica al twittear: “La geografía podría ser difícil. Ésta es una guía para los soldados rusos que se pierden y entran por equivocación en Ucrania”. Y acompañaba la sentencia un mapa que, entre otros errores toscos, ignoraba el enclave ruso de Kaliningrado (entre Polonia y Lituania) y ponía a Crimea dentro de Ucrania. La respuesta de la cancillería rusa fue contundente y demostró que no es irónico el que quiere sino el que puede. Twitteó: “Ayudamos a nuestros colegas canadienses a ponerse al corriente de la geografía contemporánea de Europa”, acompañado de un mapa que enmendaba los errores canadienses.

Así están las cosas en este mundo que sigue girando al revés, como diría Pedro Brieger; en nuestra única y maltratada nave espacial, como diría Walter Martínez. Lo único que se puede predecir con cierta precisión es que continuará la era de la guerra permanente. Sea en Siria, en Irak o en Ucrania. El gigantesco complejo tecnológico militar industrial de Estados Unidos lo necesita.

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